CUANDO LA EQUIDAD DE GÉNERO SE VUELVE UN TRASTORNO: UN ENSAYO SOBRE EL FANATISMO FEMINISTA

Lugar: Bogotá, Colombia

Año: 2010

Definitivamente el progreso no es tan bueno. Es verdad, las sociedades evolucionan y los roles en estas varían.

Creo que la mayoría de personas estamos de acuerdo en que los "nodos femeninos de la sociedad" están en todo su derecho de vestir pantalones, votar por sus gobernantes, ocupar roles históricamente desarrollados por el hombre, devengar más sueldo que sus congéneres masculinos y demás, ¡perfecto!

UNA COSA ES UNA COSA Y OTRA COSA MUY DIFERENTE OTRA COSA

Conocí a Margarita de manera casual una tarde cualquiera en la Av. 19, nos miramos, nos saludamos y media hora después estábamos tomando un café. Salimos durante unos días más.

Margarita era la encarnación misma del feminismo, visceral.       

Una de las cosas que más me gustaba de ella era su afán por pagar la cuenta, no era parte de su ideología ser invitada por un hombre y sentirse como una "mantenida" según sus propios términos, ya empezaba yo a amar el feminismo también: "cuánto dinero me has ahorrado bella ideología", pensaba para mis adentros.

 

Odiaba también que se le corriera la silla para sentarse, ¡cargaba ella misma sus propios paquetes! No era necesario darle la mano para bajarse del bus o el taxi, es más, si el transporte iba lleno ella me ofrecía la silla ¡a mí!

Qué cosa más especial era toda esta situación, nunca más tendría que ceder mi chaqueta en las frías noches de Bogotá para cubrir el frio de una mujer diferente a mi madre, Margarita no aceptaba este tipo de gestos.

No puedo negar que todo esto me venía bien, bueno, tal vez desarrolle una cierta habilidad cínica para hacerle creer que escuchaba con enorme atención su discurso feminista acerca de "la mujer como objeto sexual", mientras mi mirada se centraba en lo que su escaso escote dejaba a mi imaginación.

Digamos que Margarita era casi perfecta: bonita, voluptuosa, inteligente, me ahorraba dinero, no tenía que cargar paquetes extra, no tenía que llamarla “yo primero" a su celular y me cedía su silla en el bus.

Pero de repente un día mis ilusiones se fueron de un solo golpe al suelo.

Era un Martes, le invité a mi apartamento, bajo mis estándares yo consideraba que Margarita y yo ya deberíamos compartir algo de, digamos, "intimidad".

Cena, postre, vino, más vino, otro poco de vino y más vino. Perfecto pensé, todo está listo para consumarse. Sin embargo, cuando mi acercamiento se hizo cada vez más evidente, es decir, una gentil y atenta antesala a la relacion sexual per se, Margarita me detuvo tajantemente.

Después de esa noche, no volvimos a hablar, nunca más.

La razón para no vernos de nuevo puede ser resumida en una pequeña frase que salió de sus labios aquella noche, momentos después de su tajante reacción: "¡……%{&{$&}”%&...la penetración es un ejercicio de poder del hombre sobre la mujer......!".

“¡Qué, que!”… fueron las últimas palabras que pude contestar mientras se retiraba de mi apartamento.

Creo que su apellido era "in vitro". Margarita In vitro. No encuentro otra explicación.

Como quiera que sea, a partir de ese día, adoro ceder puestos, quitarme chaquetas, pagar cuentas y demás, siempre y cuando las cosas funcionen como deben funcionar.